Salir, al alba, romper el alba, albor, aurora, al camino, ponerse en camino, subir a la montaña, en la madrugada, al clarear el día, en marcha, ponerse en pie, al amanecer...
En la fiesta de la Visitación de María de Nazaret a su prima Isabel, expresiones como las anteriores afloran en mi mente. Expresiones frecuentes y conocidas por ser muy evangélicas, muy humanas. En mi tierra manchega oigo a los que van a iniciar un viaje cómo suelen decir:
"saldremos de madrugada" "hacia la madrugada nos pondremos en camino"
Don Miguel de Cervantes escribe: "Sería la del alba cuando don Quijote salió al camino". Sería dice con la incertidumbre propia del alba. Un alba que si centramos la mirada es un alborear. Algo va a aparecer y expectantes, admirados, esperamos sin contar el tiempo, sólo pendientes del acontecimiento. La luz empieza a rebosar y se desborda. Es el alba algo indecisa: sí, ya, aún no, ya viene, espera, todavía no.
Cuando era niña y pasaba algún tiempo veraniego en la "aldea" solía despertarme muy pronto pues quería "ver amanecer". Colocaba los codos en el poyo de la ventana y esperaba, esperaba. No sabía cuando sería ni el tiempo que duraría, sólo esperaba con los ojos bien abiertos para no perderme nada, con la mirada fija que de luz se llenaban.
María de Nazaret sale y se pone en camino para subir a la montaña. Y sale expectante, admirada, pendiente del acontecimiento que está por venir aunque sin saber con certeza lo que le espera. María es la persona que nos introduce en el Evangelio, en un mundo nuevo. Ella es el alborear, el amanecer de un mundo diferente. Un mundo donde Dios-Amor hace maravillas como lo ha hecho en ella. La Visitación de María a Isabel se situa en el momento justo en que las dos mujeres esperan la luz. En la noche del alma de todo un Pueblo, María e Isabel esperan su luz.
Don Alonso Quijano sale al camino...
Así tantos aventureros, "tocados por el Amor", se ponen en marcha, salen al camino. Al alba de una nueva vida, incierta, pero seguros en la Fuerza que los impulsa. Es lo más parecido a la vida de cada Ser Humano pues su propia vida, la de su ser en la Madre Tierra, está en alborada, alborea.
"Ante el alba, el Hombre se encuentra consigo y ante sí, en ese su ir a desbordarse e ir a ocultarse, en esa su indecisa libertad semisoñada, y ante el alba, la suya, la del día, se despierta yendo a su encuentro. Es su primaria, su primera y trascendental acción".
"Ante el alba, el Hombre se encuentra consigo y ante sí, en ese su ir a desbordarse e ir a ocultarse, en esa su indecisa libertad semisoñada, y ante el alba, la suya, la del día, se despierta yendo a su encuentro. Es su primaria, su primera y trascendental acción".
María Zambrano (Algunos lugares de la poesía)
Comprenderán el nombre de este blog "Al rayar el alba". Lugar donde una se sitúa. Como aquellas mujeres del Evangelio que "Al rayar el alba, al clarear el día" se encaminan al sepulcro y descubren al resucitado, vivo al que estaba muerto. Así una; la vida, en la raya del alba, cuando las tinieblas se disipan y la raya del horizonte, claridad incierta. Así la vida de tantas mujeres y tantos varones.
Comprenderán el nombre de este blog "Al rayar el alba". Lugar donde una se sitúa. Como aquellas mujeres del Evangelio que "Al rayar el alba, al clarear el día" se encaminan al sepulcro y descubren al resucitado, vivo al que estaba muerto. Así una; la vida, en la raya del alba, cuando las tinieblas se disipan y la raya del horizonte, claridad incierta. Así la vida de tantas mujeres y tantos varones.
Al alba, salgamos al camino para encontrarnos con el otr@ que llegará a ser el Herman@ y nuestras obras de Amor hablarán por nosotr@s como hablan de María de Nazaret. Al alba de nuestra vida Dios-Amor hace maravillas en nosotros.