sábado, 7 de marzo de 2009

La Belleza de "Cuidar a la Humanidad"

"Cuidar a la Humanidad"
"La Belleza del acto de "Cuidar" una obra llena de "Sabiduría" Durante muchos siglos la función y tarea de “Cuidar” fue asignada a la mujer. La Cultura Patriarcal lleva implícito (sin estar escrito en ningún código) que la mujer es la encargada de aplicar “Cuidados” en la familia y más adelante en su proyección al hospital como continuación de la casa, espacio interior y privado. La oficialidad no quiere decir que sea regla aplicable para todos y nos encontramos con varones que saltándose esa oficialidad y con una mente más avanzada se dan cuenta (despiertan) que “Cuidar” es tarea tanto de hombres como de mujeres. Siempre la Humanidad necesitó de “Cuidados” ya fueran dentro del ámbito familiar o en lugares fuera de él habilitados para reunir enfermos y, dar lo que llamamos “Cuidados Profesionales”. Hoy en día como en otros tiempos, se aplican las técnicas más avanzadas en los “Cuidados” paro también: la ternura, el detalle, la minuciosidad, el arte, la paciencia, el saber escuchar… El conocimiento y estudio del “otro”, junto con el entorno que le rodea, forman parte de esos “Cuidados”. Ejemplos en la historia de mujeres que se dedicaron a “Cuidar a la Humanidad” no tendríamos espacio suficiente para reunirlas pues cada mujer aprendía desde la más tierna infancia a “Cuidar” a los demás y especialmente se la preparaba para “Cuidar” a los que reuniría en su futura casa. De Matronas, Médicos y Enfermeras está la historia llena, aplicándoles diferentes nombres según la Cultura y el lugar donde se desarrollaron. Unas reconocidas oficialmente y siendo muy queridas por la sociedad en que se movían. Otras ejerciendo clandestinamente por la dureza y violencia que la Cultura Patriarcal extiende sobre la mujer. No hablaré en este espacio de ellas y sí lo haré de un varón, osado y avanzado en su tiempo, alguien que paseó la belleza de los “Cuidados” y fue ejemplo para otros varones que siguieron la obra iniciada por él. En el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora” rindo mi pequeño homenaje a un gran varón : San Juan de Dios, El Santo de Granada. Lo elijo por diferentes motivos:
1.- En primer lugar por haber nacido y haber muerto un ocho (8) de Marzo. 2.- En segundo lugar por haber elegido dedicarse a “Cuidar a la Humanidad” tarea, en su tiempo, encomendada a la mujer.
3.- En tercer lugar por haber sido un joven que cambió varias veces de actividad, de trabajo, algo común en nuestros jóvenes actuales. Un trabajo detrás de otro hasta que encuentran el apropiado para cada uno. Juan de Dios nace en Portugal un ocho (8) de Marzo de 1495 y muere un ocho (8) de marzo de 1550 a la edad de cincuenta y cinco años (55). Su madre murió cuando él era todavía joven. Su padre murió como religioso en un convento.
Juan, su nombre ya nos remite a bondad y emoción, a sensibilidad. Un varón bondadoso que se emocionaba y se le “removían las entrañas” cuando veía enfermos abandonados por las calles y como la gente se apartaba de ellos. A enfermos mentales siendo maltratados. En su interior resonaban ecos de aquel Maestro de Nazaret llamado Jesús.
Juan tuvo varios oficios antes de llegar al que estaba llamado.
En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba. Le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones, pero él dispuso permanecer libre de compromisos económicos y caseros.
Estuvo de soldado con el rey Carlos V en batallas muy famosas. La vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido. La Virgen lo salvó de ser ahorcado, pues una vez lo pusieron en la guerra a cuidar un gran depósito y por no haber estado lo suficientemente alerta, los enemigos se llevaron todo. Su coronel dispuso mandarlo ahorcar, pero Juan se encomendó con toda fe a la Madre de Dios y logró que le perdonaran la vida. Dejó la milicia, no era muy acto para ella.
Fue después vendedor ambulante de estampas y libros religiosos.
Cuando iba llegando a la ciudad de Granada vio a un niño muy pobre y necesitado, se ofreció bondadosamente a ayudarlo. Aquel "pobrecito" para Juan era la representación de Jesús Niño, el cual le dijo: "Granada será tu cruz", y desapareció.
Estando Juan en Granada de vendedor ambulante de libros religiosos, oyó predicar al famoso San Juan de Ávila. Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, nuestro hombre se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador", y salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos 40 años.
Juan repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos sus pecados. La gente lo creyó loco y empezaron a atacarlo a pedradas y golpes.
Al fin lo llevaron al manicomio y los encargados le dieron fuertes palizas, pues ese era el medio que tenían en aquel tiempo para calmar a los locos: azotarlos fuertemente. Pero ellos notaban que Juan no se disgustaba por los azotes que le daban, sino que lo ofrecía todo a Dios. Pero al mismo tiempo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.
La estancia de Juan en ese manicomio, que era un verdadero infierno, fue verdaderamente providencial, porque se dio cuenta del gran error que es pretender curar las enfermedades mentales con métodos de tortura. Cuando queda libre fundará un hospital, y allí, aunque él sabe poco de medicina, demostrará que él es mucho mejor que los médicos, sobre todo en lo relativo a las enfermedades mentales, y enseñará con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles atendiendo a sus necesidades de manera integral, toda la persona.
Juan alquila una casa vieja y allí empieza a recibir a cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano y desamparado que le pida su ayuda. Durante todo el día atiende a cada uno con el más exquisito cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero, padre, amigo y hermano de todos. Por la noche se va por la calle pidiendo limosnas para sus pobres. Pronto se hizo popular en toda Granada.
El Obispo, admirado por la gran obra de caridad que Juan estaba haciendo, le añadió dos palabras a su nombre de pila, y empezó a llamarlo "Juan de Dios", y así lo llamó toda la gente en adelante.
En la actualidad los Religiosos que siguen su obra atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad, el cariño y la comprensión al lado de las técnicas más avanzadas en Psiquiatría.
Parece casualidad, coincidencia que este varón, San Juan de Dios que ejerció tareas asignadas por la sociedad en la que vivió a mujeres, naciera y muriera un ocho (8) de Marzo, “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”. Una lo llama Providencia Divina aunque también podríamos ver su persona y obra como Profecía. Alguien que anuncia igualdad entre hombres y mujeres en la dedicación a la hermosa tarea de “Cuidar a la Humanidad”. Alguien que denuncia el maltrato a los enfermos mentales.
San Juan de Dios es el Patrón de los Profesionales de la Enfermería por haberse dedicado a "Cuidar" Profesionalmente colaborando en el avance de los "Cuidados de Enfermería". También del Cuerpo de bomberos por salvar a varios enfermos de un incendio en el hospital en que trabajaba, arriesgando su propia vida.
Juan de Dios se aferró al pensar y actuar de Jesús de Nazaret “Todo lo que hicisteis con cada uno de estos mis hermanos enfermos, conmigo lo hicisteis" (Mt 25, 40)